jueves, 4 de marzo de 2010

IDEA Y COORDINACIÓN:
Arq. Rafael Monsalvo Martínez

COLOFÓN:
Humberto Matalí Hernández

PINTURAS Y APUNTES:
Víctor Manuel López Wario


Agradecemos el apoyo constante de Jael Jaramillo García así como la orientación y comentarios de don Manuel Herrera Pérez, la amabilidad de los jerezanos y las facilidades de las autoridades municipales para la realización de este y trabajos paralelos.
Introducción

El 17 de marzo de 1880 nace Josefa de los Ríos [Fuensanta],
muere el 17 de mayo de 1919.

Bajamos/subimos hasta acá para encontrarnos con ella, giramos a la derecha/izquierda para vernos con él; fuera/dentro en donde estamos con nosotros, donde no hay nadie a quien denominar "ellos",  para sentir —cuando nada necesitamos— que viajamos en el mismo momento y no falta nadie en este "por siempre" fraterno y bullente después del caos entonado esperanzadoramente.



José Ramón Modesto López Velarde y Berúmen
a los veintitres años.
El15 de junio de 1888 nace Ramón Modesto López Velarde,
muere en la Ciudad de México el 19 de junio de 1921.
 

 Candelario Huizar García de la Cadena
Acrílica sobre cartulina
21.5 x 28 centímetros.
Nace el 2 de febrero de 1883, muere el 3 demayo de 1970.





Máximo Pérez Torres
Apunte en aguada sobre papel
12.8 x 16.3 centímetros.
(5 de mayo de 1899-19 de septiembre de 1966)



... Las partículas en fuga ofrendan el primer latido surgido en la cálida corteza del infinito multicolor en donde reina el hielo y las palabras por crear son sonidos que giran en el torbellino quieto de la visión profunda; aquí no hay carencias porque nada nos falta, donde una sonrisa es un murmullo que acompaña el distante sueño inicial de lo próximo por iniciar: bulle la mota por enraizar, surge un abrazo que abarca los espacios de donde procedemos, en donde aprendimos el canto del silencio y la paz de la vorágine inacabable; donde un suspiro es oración y una lágrima escurre con nuestra felicidad en el pasado/futuro inacabable...

Viento


Sierra de Los Cardos
Acrílica sobre tela
40 x 30 centímetros.



El viento vino de más allá de la cañada en donde inicia el huizachal tras la mojonera olvidada de por el rumbo de Vuelvelagua. Arrastraba polvo, hojas muertas y una pluma saqueada al nido del la torcasita arrojada sobre la boñiga vaporosa, emanación medicinal —en el pasado era voz popular— para los tuberculosos; trasladaba la mezcla primorosa de múltiples cocinas y el fresco aroma de los frutos en las huertas circundantes; giró y nos dejó el aroma a tierra rescatada.
                A veces el viento trae una simulación de lluvia, otras, la hiriente helada, el calor agobiante o las bautismales nubes gruesas, pesadas y oscuras para beneficio de un ánimo contrito, de las siembras, de las plantas en la jardinera municipal, de la arboleda y para los agobiados animales en el campo, para cubrir transitoriamente la ancha traza por donde bullía un río vigoroso, hoy afrentado flujo delgado y pestilente.



...Alguien maldice al viento cuando agita una falda de luto, al arrancar el sombrero del soporte humano, si en su vorágine jalona el multicolor de la ropa en el tendedero o al interrumpir un romance apenas iniciado en los portales...



Arbolito en las rocas


Viento tenebroso que ahuyenta al curioso de la mansión semiderruida, que impulsa las batientes entre chirridos y golpes en sordina, viento que blanquea unos huesos abandonados entre los surcos y las piedras, viento que deshoja un ramito junto a una cruz ya sin nombre. Viento impetuoso de febrero y marzo, viento malvado, viento sacrosanto; viento húmedo, viento tibio, viento candente; viento contrario a una esperanza, viento magnifico, viento susurrante en la laguna; viento baldío, viento quejumbroso en el cementerio; viento anhelado en la ausencia, viento vilipendiado si está presente; viento noctámbulo, viento en la alborada, viento breve para el ángelus; viento en ráfagas desordenadas que engaña con su pausa para llenarnos los ojos con polvo al girar la esquina y desarticular el espantapájaros en el sembradío de don Chema; viento de las cuatro estaciones y las noches de inquietud, viento cantarín entre las ramas del recuerdo.
                De más allá de la cañada en donde inicia el huizachal, tras la mojonera olvidada de por el rumbo de Vuelvelagua llegó el viento, giró y nos dejó el santo aroma a tierra rescatada.